CHANCHO EN PIEDRA: 20 AÑOS DE ETERNA PRIMAVERA

La banda nacional tributó el aniversario de su clásico “La Dieta del Lagarto”

Por Beto Arán. (Fotografías gentileza de www.recital.cl)

El Teatro Caupolicán fue testigo de esas noches compulsivas, extrañas y raras. Esa mirada introspectiva que enciende el maldito reloj biológico, recordando el paulatino e inalterable camino a la vejez. Son 20 años de circo junto a los mismos sonidos. Los Chancho en Piedra, músicos y motivadores por excelencia, hoy celebraban una clásica placa noventera que funciona como el amor: está siempre presente, bajo el eterno temporal de imágenes que acompañan el diario vivir.

Aquí no hay espacio al arrepentimiento, falsas promesas ni excusas baratas. El tema no es tan complejo. Sólo basta cerrar la boca y vivir el presente, encantarse de la magia para disfrutar la alegría que caracteriza a una banda ícono de la música popular chilena. Y es que su legado asociado al profesionalismo y puesta en escena, resultan incuestionables. Te pueden gustar o no, pero jamás denostar. Eso sería un privilegio excesivamente gratuito.

De esta forma se sucedieron “El impostor”, “Tren a la Luna”y “Solo”, para servir de ardientes preámbulos para “Canciones de Amor y Condón” y “Locura Espacial”, cerrando la primera hora de show con 12 canciones a su haber. Fue una despedida mentirosa, ya que tenían a la marea humana subyugada y un ventajoso joker bajó la manga.

Era una fiesta desatada, aunque sin “amenazantes chicas” ni los sobrevalorados “excesos democráticos”. El único roce que recibí, me lo obsequió el guardia en la puerta. No era mi noche, tenía todas las de perder. Pero la vida tiene revanchas. El receso sirvió para el stand up comedy de Pamela Leiva. Un humor que de seguro haría estallar de la risa a Alberto Plaza (revise en google). En poco más de 20 minutos, la comediante nacional desplegó una rutina digna de elogio. No estaba borracho y me reí. Un parámetro más que suficiente para alabar el talento de la artista nacional.

Luego se instalaría la segunda parte del show. El vestuario evidenciaba que sería el perfecto remate para la memorable velada: cascos aerodinámicos iluminados, trajes sellados  completamente de blanco y zapatillas con ampolletas, eran el fiel reflejo de los que persigue la banda: sorprender. Y lo hicieron con creces. Más aún, con la descollante obertura de “Hacia el Ovusol”, ofreciendo el primer golpe al mentón que nos tenían preparado: el repaso exclusivo a su obra maestra “La Dieta del Lagarto”.

El impecable sonido anexado a una perfecta iluminación, fue el mejor complemento para relucir el talento de quienes se han esmerado en ofrecer un concepto pulcro e integral. El mismo donde la música e imagen, confluyen en un sólo denominador: Chancho en Piedra, marca registrada.

Así fueron cimentando la exposición de la placa, alimentada de memorables clásicos como “Eden”, “Del Porqué se Cohíbe el Ano en Casa ´Jena” y “Voy y Vuelvo”, cerrando una noche donde asomó el pasado, presente y el futuro esplendor de una agrupación que no reniega de su origen ni historia.

Cobertura para el recuerdo. Esas que traen a la cabeza la memoria adolescente, capaz de cruzar el tiempo para mantenerse despierta contra viento y manera. La misma que hace poner tu cabeza en la almohada con la satisfacción del deber cumplido, el error enmendado y el sueño de una mañana mejor. Así funciona la música, la vida y amor. Todo puede ser mejor… cuando en tus oídos retumba un poco de rock. Felicidades Chancho En Piedra.