Por Beto Arán
Es difícil resumir la trayectoria de un músico que junto a su banda cambió para siempre la historia del Rock Chileno. El tedio político siempre lo va a perseguir: “zurdo”, “comunacho”, “ordinario”, son algunos de los apelativos de sus detractores que aún escuchan una vieja cinta de Patty Maldonado o Rodolfo Navech. Perdedores por naturaleza y peor aún…demócratas de pacotilla.
Su despedida en la Cumbre del Rock Chileno, no fue más de la confirmación de que somos un país chico en ídolos, corto en talento y diminuto en halagos. Los complejos, nuestras formas de valorar la música me complica. Porque amo el rock y en Chile tenemos poco. Álvaro Henríquez, el lógico recambio, hará lo suyo. Ese sabe.
González sacó estampa de crack, le duela o no… a la mitad de nuestro país. “El baile de los que sobran” se sigue bailando en las aceras del maldito Santiago, “La voz de los 80’”…puede ser el gemido de esta generación y la “Fé”…es lo que te moviliza en el día a día. Yo te compro, Jorge González.